miércoles, 28 de julio de 2010

Territorio espeso.

Sos la luz; soy el arcoiris. ¿Quién es el prisma? Te siento. Floreciendo. Una mirada y un todo. Perfección. Una maqueta atropellada. Seguís bebiendo cielo. No tenés idea la cantidad de mañanas y despueses que ví hoy. Y sin darte cuenta te dibujaste en mi brazo. Esas paredes que seguramente construí siguen moviéndose, juntándose, aplastándome. Y como dos inviernos agonizando viene y me persigue, me persigue dentro de mis venas. 2.5 disparos y una metamorfosis incompleta. Un nombre antiguo se llena de nervios. El aguacero nos une y mis palpitaciones incontrolables aullan implorando momentos que ya pasaron. Los pájaros dorados te despertarán ayer mientras digo (¿o decimos?) adiós a las mágicas garcitas. Al fondo suena La Pelícana y el Androide a un volumen imperceptible. Está descalza. La veo llegar con tus brazos cubriendo su alma. Te lloro y me entero que la casa está vacía. La mano permanece dormida y se baña en humo frío. El estómago se retuerce y el instante que guardé anoche en un sobre me desgarra con mi imposibilidad de vivirlo. Y te vas repitiendo con el golpe de la mutación. Te olvidás de la base, y la cúspide del triángulo no aparece aún.
Regresá Ayer. Te lo pido de rodillas escondida bajo la mesa de tu patio. Hiperventilación constante. Alguien razguñó sus ojos y bajo sus pies descansa el infinito. Me doy cuenta que soy el escarabajo atrapado en el tragaluz. Me doy cuenta que soy el escarabajo que ayer olvidé rescatar, al cual hoy por la mañana liberé junto con el resto de la basura clandestina. Yo no paro de crecer. Nada más te suplico me prometás algo de fe y constancia. No te preocupés yo sigo recortando rostros desconocidos.

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