Eso de la insuficiencia de decisión es asunto grave. Voy a decidir no seguir decidiendo.
Tengo sed.
Discúlpeme señorita, ¿podría servirme una sirena por favor?
Sí, para llevar.
Sí, sí, azúcar regular.
¡Ay! Me quemé carajo...
¡No vos! Claro que no hablo sola, nada más escribo sola. Tengo largas conversaciones con la que finge ser racional.
sábado, 17 de octubre de 2009
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