viernes, 30 de octubre de 2009

Primera Madrugada de hoy.

Con los ojos ardientes y sin atreverme a abrirlos, me siento en la peligrosa orilla de mi cama, esta cama que ya no sé si es mía. No hay piso. Estoy convencida. No hay piso. Pero no puedo evitar tirarme a este abismo de dos centímetros. No termino de caer hacia arriba.

Me encuentro con ocho poetas franceses, todos uniformados de roja frustración, no, que sea gris mejor. Todo es más elegantemente dramático en escala de grises. Pero ¡cómo me arden los ojos!

Primera madrugada de hoy. Pronostico que hoy será treinta todo el día, posiblemente verde todo el día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario